Y sigue mejorando Identity. La historia de esta semana fue muy buena y estuvo bien planteada, y además mostró un caso relacionado con identidad pero diferente a los dos anteriores. Este episodio no fue realmente sobre el robo de identidad, sino que tomó el caso de Suzie, una convicta a quien, luego de ser liberada, le es asignada una nueva identidad para protegerla de la condena social. Diez años atrás la mujer fue cómplice de su marido en el secuestro y asesinato de una niña de ocho años pero, tras su liberación, descubrió que estaba embarazada y decidió empezar a vivir una nueva vida junto con su hijo. Sin embargo, ahora que su verdadera identidad quedó al descubierto, ya no puede vivir en paz y el equipo de Martha Lawson interviene para protegerla, pero el asunto se complica cuando alguien secuestra a su hijo y ella empieza a ser víctima de su pasado.
El capítulo tuvo mucho ritmo y fue interesante porque, ya que el caso no era sobre robo de identidad, se planteó un análisis de una mujer que fue una asesina y que, aún intentando dejar ese pasado atrás y hasta negándose a reconocer su identidad original, no puede. Cambiar de nombre no cambia lo que es uno, y Bloom lo sabe mejor que nadie y se lo hace notar. También estuvo bueno el giro que dio la historia durante los minutos finales cuando se reveló la verdad sobre Suzie y el secuestro de su hijo. Algo nuevo de este capítulo que me llamó la atención fue el uso de escenas imaginadas por los personajes y relacionadas con las víctimas del caso, que le dieron un toque diferente.
La historia de Bloom se trató un poco al principio y después la historia terminó centrándose totalmente en el caso, pero esos escasos minutos sirvieron para agregarle un problema más al detective en su vida, ya que ahora está encargado de matar a Atif, uno de los enemigos de la familia de su novia. Y como si esto no fuera poco, el guardia de la cárcel con cara de pocos amigos es ahora el único en el mundo que sabe que Bloom está viviendo bajo dos identidades.
Algo que no me gusta de la serie hasta ahora es que en el equipo son cinco pero solamente John Bloom parece tener idea de lo que hay que hacer, cómo hablar con los sospechosos y, en fin, cómo resolver los casos. Aidan Gillen está haciendo un muy buen trabajo, pero el único personaje que los guionistas están desarrollando es el suyo (si se fijan en todo lo que escribí, hasta ahora hablé únicamente sobre él!). En este episodio me parece que empezaron a salir un poquitito más a la luz los demás, si bien no para contar sus historias personales, sí para por lo menos trabajar, pero igualmente les falta mucho desarrollo. Lo más preocupante es que la otra protagonista, Martha Lawson, que encima es la jefa de todos, no brille y no se sepa nada sobre ella. Así que, si bien las historias han mejorado comparada con la primera, me parece que por el lado de los personajes tienen que arreglar varias cosas porque ésta parece la serie de John Bloom.
Identity está bien, no es un programón y hay cosas que están empezando a funcionar de a poco, pero es entretenido. Más o menos esa es la sensación que me dejan siempre las series de ITV. Veremos cómo sigue todo la semana que viene.
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